Los días lunes por la mañana, muchos niños y niñas experimentan síntomas de tristeza, desánimo, irritabilidad, cansancio, etc. Por mucho tiempo se ha pensando que este “síndrome del día lunes” se presenta únicamente en adultos, sin embargo, muchos niños y niñas en edad pre escolar y escolar también lo experimentan.
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Algunos expertos consideran que estos síntomas podrían deberse a una variación y alteración del sueño durante los fines de semana, lo cual conlleva a una modificación en la secreción de melatonina, hormona que induce el sueño, así como de serotonina, neurotransmisor que nos mantiene despiertos y ayuda nuestro estado de ánimo. Sin embargo, se ha visto que la variación en los ritmos e intervalos del sueño no son la única causa del “síndrome del día lunes”.
Los fines de semana propician una variación en el tipo de actividades a las que el niño está habituado durante la semana, destinando más horas a juegos y actividades recreativas, así como también una mayor exposición a la televisión y los videos juegos, donde la particularidad de estos últimos es la gratificación inmediata en base a un mínimo de esfuerzo.
Para comprender mejor cómo funciona este mecanismo es importante conocer que el cerebro humano, de manera natural, está permanentemente en búsqueda de nuevos retos, objetivos y proyectos. El alcanzar una meta, el lograr cumplir un objetivo de manera exitosa, etc., genera la liberación de dopamina, neurotransmisor que nos hace sentir exitosos y felices ante el cumplimiento de una tarea y nos motiva a seguir buscando nuevos desafíos. Los video juegos funcionan en base a este mecanismo, donde la dinámica principal es la búsqueda de recompensas para lograr la placentera y constante sensación que brinda la liberación de dopamina, pero lo contraproducente es que es en base a muy poco o nada de esfuerzo además que los objetivos son ficticios.
Este mecanismo de búsqueda de recompensas frecuentes en base a poco o nada de esfuerzo es antagónico al tipo de actividades presentes en la vida cotidiana de un niño, principalmente el colegio. Lo común es que para alcanzar una meta exista de por medio un cierto nivel de esfuerzo físico y/o mental, y por lo tanto, las recompensas y gratificaciones normalmente demanden un cierto nivel de esfuerzo. Los video juegos por el contrario, no demandan mayor esfuerzo y la sensación de gratificación es inmensa. Por ello, los niños expuestos a este tipo de actividades, a las que podemos agregar, máquinas con fichas, etc., cambian drásticamente este esquema de esfuerzo – recompensa. Las consecuencias son altamente contraproducentes para la vida motivacional y emocional de niños y niñas, quienes experimentan una disminución de interés por actividades cotidianas, sumándose además una serie de factores como ansiedad, irritabilidad, agresividad, dependencia, etc.
Después de haber expuesto este mecanismo, en el que se presenta un desbalance químico a nivel cerebral, resulta sencillo comprender por qué el volver a la rutina y readecuarse al ritmo de la semana, resulta muy difícil, presentándose desánimo, falta de motivación, baja de energía, etc.
Qué hacer al respecto? Recomendamos planificar las actividades del fin de semana para no “sobre estimular” a los niños. A su vez controlar el tiempo de uso de los videojuegos, la exposición a la televisión, etc., e incorporar actividades donde se mantenga la actividad cognitiva y física, como por ejemplo los juegos de mesa, el ejercicio, los paseos o caminatas a pie, montar bicicleta, espacios de conversación, una película educativa y formativa, documentales, juegos para armar y construir, lecturas, cuentos, pintura, cerámica, etc.
Así también se recomienda respetar las horas de sueño durante el fin de semana, y el día domingo por la tarde terminar temprano las actividades recreativas. Es importante incorporar actividades de transición, que son aquellas actividades que podemos realizar el domingo por la tarde para preparar mental y emocionalmente a los niños y niñas para el inicio de la semana. Podemos hacer uso de los cuentos, el baño caliente, una cena temprano, y esencialmente un espacio con mamá, papá o alguien significativo de la familia con quien el niño pueda compartir un espacio de sana estimulación donde se le ayude a bajar las “revoluciones”.
En el caso de los más pequeños, puede ser de ayuda que los días lunes el jardín o colegio, programe actividades más atractivas que el resto de días y que los niños puedan anticiparse a lo que va a suceder. Por ejemplo, los días viernes los niños podrían llevar un comunicado a casa, informando a los padres aquello que sus hijos van a realizar el día lunes, para que desde la casa, el día domingo, los padres puedan recordarle: “Mateo, mañana la profesora va a contar el cuento de “Theo el Pez Globo” y van a jugar con plastelinas. Quieres llevar tus moldes?”. Este tipo de abordaje ayuda mucho ya el niño se vincula cognitiva y afectivamente con las actividades del día lunes, y mentalmente y afectivamente va predispuesto y preparado. Esto mismo puede aplicarse al resto de días de la semana si es necesario.
Si ponemos esto en práctica estaremos preparando a los niños y niñas a que puedan auto regularse mental y emocionalmente y a evitar las caídas súbitas de energía y motivación.
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